Consejos Para la Mudanza
Mudarse, y más aún si son traslados de larga distancia, no es precisamente económico. Así que antes de empezar a empaquetar, es conveniente asegurarse de que se va a sacar el máximo partido al espacio del camión de mudanzas. Estos son los tres pasos imprescindibles a la hora de guardar todo tu hogar en cajas:
1. Antes de empaquetar, haz limpieza. Deshazte de todo lo que ya no te gusta o no vayas a querer. No tiene ningún sentido que te lleves cosas innecesarias, ¡el espacio que ocupen en el camión es dinero!
2. No vacíes ciertos cajones. Deja toda la ropa u objetos no pesados dentro de los cajones y limítate a proteger los muebles. Esto los hace más pesados, efectivamente, pero mientras los cajones estén llenos de artículos ligeros (no los llenes de libros), no habrá ningún problema. De todas formas, si pesaran demasiado, siempre podrás transportar las gavetas por separado. Lo que está claro es que esta decisión tiene una doble ventaja: necesitarás muchas menos cajas y, una vez estés en la nueva vivienda, todo lo que tengan dentro será más fácil de localizar.
3. Guarda los artículos blandos en bolsas de basura. ¿Poco glamuroso? Sin duda. Pero es una de las mejores ideas durante una mudanza. Llena bolsas de basura resistentes con artículos blandos tipo edredones, almohadas, peluches, etc. y úsalas para llenar huecos libres en el camión. De esta manera, se ahorra espacio y, a su vez, se protegen otros artículos y muebles. Para que el contenido de las bolsas también quede protegido, emplea cinta aislante para sellarlas. Por último, deja constancia del contenido de cada una con etiquetas adhesivas y un rotulador permanente.
ANTES DE ENTRAR EN LA CASA NUEVA
4. Pinta antes de mudarte. Si has decidido dar a tu nuevo espacio una capa de pintura, no lo dudes: hazlo antes de colocar todas tus cosas. El motivo más obvio es que resulta mucho más fácil pintar una casa vacía que una llena de muebles. Otra razón importante para hacerlo es la satisfacción de eliminar esta tarea cuanto antes de la agenda. Asimismo, si hay otras tareas de este estilo en tu lista (cambiar suelos, por ejemplo), procura llevarla a cabo antes de mudarte. Ahorrarás en tiempo, incomodidades y esfuerzo una vez te hayas trasladado.
5. Infórmate antes de contratar los servicios para tu nuevo hogar. En función de dónde esté ubicada tu futura vivienda, habrá más o menos opciones de proveedores de servicios, como la línea de teléfono o internet. Si dispones de varias opciones, tómate el tiempo que necesites para preguntar e informarte bien antes de comprometerte con uno de ellos, ya que es posible que la empresa que tan buen servicio te ofreció en tu antigua residencia no tenga la mejor infraestructura en tu nueva zona. También puede pasar que el área en el que vayas a vivir disponga de una peor cobertura de telefonía móvil y te veas en la situación de tener que contratar una línea de teléfono fijo, aunque en la antigua vivienda te apañaras perfectamente solo con un móvil.
UNA VEZ DENTRO
6. Pon 'comprar plantas' al principio de tu lista de tareas pendientes. Puede parecer una tontería, pero cuando uno ha llenado un hogar de plantas que ha cuidado con mucho cariño durante años, la idea de empezar de cero en este aspecto resulta un tanto deprimente. Si no te las puedes llevar, regálalas, pero conserva tus maceteros favoritos, algo que hará que escoger las plantas para tu nuevo espacio sea mucho más sencillo, barato y agradable.
Una vez en tu nuevo hogar, podría parecerte lógico aplazar la compra de nuevas plantas con el lío que tienes encima, pero es aconsejable convertirlo en una prioridad. ¿Por qué? Para empezar porque las plantas de interior limpian el aire, lo cual es ideal si has utilizado pinturas o has instalado suelos con compuestos volátiles. Pero, por encima de todo, lo más importante es que las plantas harán que te sientas enseguida como en casa.
7. Cuenta con tener que hacer nuevas adquisiciones. Cada casa tiene sus peculiaridades y en consecuencia, con toda seguridad, necesitarás algunas cosas nuevas. Por ejemplo, tal vez tu anterior cocina contaba con una enorme isla con un montón de espacio para preparar la comida y hasta taburetes para disfrutar del desayuno, pero la nueva presenta un gran espacio vacío justo en medio que pide a gritos una isla portátil o una mesa y sillas de office. Reservar un poco de dinero para este tipo de necesidades puede ayudarte a fijar un presupuesto realista y a cumplirlo.
8. Tira algunas cosas más incluso después de mudarte. No importa cuán exhaustiva haya sido la limpieza que has hecho antes de empaquetarlo todo. A veces, algunas de las cosas que has decidido traerte a la nueva casa con el mayor convencimiento resulta que no encajan en el nuevo espacio como esperabas. Intenta que eso no te frustre demasiado y tómatelo como ley de vida. Véndelas, regálalas a un amigo o, si realmente las tienes un cariño especial, quédatelas. Pero solo si dispones de espacio donde guardarlas.
9. Asúmelo: las crisis en tiempos de mudanzas son normales. Mudarse no es precisamente un camino de rosas y, muchas veces, no se hace por gusto. Significa dejar atrás amigos, familiares, escuelas y puestos de trabajo para iniciar una aventura desconocida. Aunque la nueva vivienda tenga una pinta increíble, las crisis emocionales y los momentos de agobio y estrés son una reacción totalmente natural ante un cambio tan grande en nuestras vidas. Cuando llegue el momento de que tú o alguno de los tuyos necesite desahogarse, ofrécele un hombro sobre el que llorar. Después, busca algo divertido que hacer o explora vuestra nueva ciudad. ¡Os dará fuerzas para seguir!
10. Por último, date tiempo para acostumbrarte a la nueva situación. Liberar un poco tu agenda y dedicar un tiempo a este período de adaptación puede ser muy necesario, sobre todo para las familias con niños. Regálate al menos una semana o dos para recuperar el aliento.